lunes, 7 de septiembre de 2020

Análisis fotográfico: Martha Graham de Imogen Cunningham


 Este retrato de la reconocida bailarina Martha Graham fue capturada por la fotógrafa Imogen Cunningham en 1931. La misma se trata de una toma directa, no intervenida, capturada con una cámara fílmica, pues fue tomada antes de la aparición del sensor digital como material sensible, de gran formato (lo más probable que fuera de 8x10 pulgadas) con un lente normal (50mm) y teniendo a Graham cerca de la cámara, como se puede distinguir por la falta de deformaciones en el rostro de Graham que aparecieran en el caso de un lente gran angular, y con un diafragma lo más cerrado posible,tanto por la impresionante nitidez de la imagen y por tratarse de una de las fundadoras del movimiento f/64, y por ende con una baja velocidad de obturación por el bien de la correcta exposición del sujeto.  Esa cámara fue puesta a una altura y un ángulo normal, es decir a la altura de los ojos y con una angulación paralela al piso

 Su iluminación fue lograda a través de la iluminación artificial, al tratarse de un interior de una naturaleza oscura, con una luz principal blanca, dura, frontal derecha y desde arriba, distinguible gracias a las sombras generadas en el lado izquierdo inferior de su rostro y debajo de sus brazos, en ambos casos siendo duras y muy definidas, además del ligero resplandor en el cabello de Graham. El retrato parecería disponer de una única fuente de luz, ya que el alto contraste entre las zonas iluminadas y las zonas en sombra en su rostro supone la falta de una luz de relleno, el fondo siendo un abismo negro indica la carencia de una luz de fondo, y la dificultad de distinguir a la figura de Martha Graham del fondo negro denota la falta de contraluz. Por lo tanto, la planta de esta fotografía sería similar a esto




Es difícil asumir cómo este momento específico fue capturado. Fue producto de un encuentro entre ambas mujeres cuando se encontraban en los apogeos de sus distintas vocaciones, la fotografía en caso de Cunningham y la danza en caso de Graham, encuentro del cual salieron 90 fotografías. Pero cómo saber qué produjo esta expresión de Graham, si fue una indicación de Cunningham para buscar la pose perfecta, si fue un momento de discomfort intencional a lo Avedon o si fue simplemente un momento fortuito donde la luz le molestó a Graham. Algo que es curioso de esta fotografía es que se trata de un primer plano donde sólo se ven las manos y la cara de una bailarina, cuyo atributo más importante es el control de su cuerpo, y más aún cuando se trata de una fotógrafa quien tenía como objeto recurrente las partes del cuerpo desnudo. A pesar de ello, se pueden ver los rasgos propios de la autora, no sólo en los aspectos técnicos antes mencionados sino también por la manera de capturar el rostro de la misma manera en que captura plantas o las partes del cuerpo, mostrando una realidad directa que no por ello quita su seducción. La pose y expresión capturados en la imagen son cautivantes, tanto por la antes mencionada seducción que logra plasmar Cunningham como por capturar un estado de decepción tan propio de la década de los 1930, marcado por una oscura depresión que podría ser vista casi literalmente en ese fondo que casi abraza a Graham.

 Dejando los tecnicismos y contextos a un lado, este es un retrato que incluso ignorando su historia de trasfondo llega al espectador, lo sé porque yo desconocía a la persona retratada y aún así me encontraba atravesado por un punctum cuya causa aún no logro percatar. Tal vez sea por el juego de tratar de distinguir el fondo de la figura, tal vez sea por su expresión poco común pero aún así ligada a un estado identificable, tal vez sea por el juego de luces y sombras que le da una forma peculiar a su rostro. Lo importante es que me obliga a hacer preguntas, me deja pensando en ella, rasgo que, como lo dijo el profesor Gabriel Valansi, distingue a un retrato de una “foto de”.


La zona (entrega)

 Y es así como concluye este peculiar recorrido, desde un acompañamiento donde se nos pedía simplemente fotografiar nuestro entorno hasta la tarea de capturar una acción en movimiento. En mi caso particular tenía entendido que dos cosas funcionaban que no podía perder: la luz de mañana y, lo más importante, la sombra del árbol que tanto me señalaron, aquella sombra que de alguna manera era el espíritu del cadáver mutilado por el hachero, persiguiéndolo como castigo de sus crímenes, para decirlo de alguna manera.
 El desafío entonces era cómo lograr que esta acción comunicara algo más, además de la manipulación del espacio y de la iluminación pensada qué más podría hacer con esto. Fue entonces que pensé en la interrupción de esa acción, sólo por unos momentos, que pondría al espectador alerta; cuando pensaba en como justificar esa interrupción pensé en el uso del fuera de campo, en este caso el fuera de campo a través del sonido. Al tener los ladridos del perro no sólo incluyo un justificativo de la acción, también agrego un recurso narrativo por así decirlo, contándome más sobre este hachero.


Con la stage photography la consigna era fotografiar el mejor momento de la acción, y a decir verdad la elección de ese momento fue sencillo. Es el momento en que el personaje interrumpe su acción de hachar y dirige su mirada a derecha de cuadro, sea viendo ese espíritu del árbol a través de su sombra o viendo al perro cuyos ladridos lo molestan. En ambos casos, significa un cambio en el personaje y un cambio de la zona de atención y el recorrido de la mirada del espectador



martes, 1 de septiembre de 2020

La zona (parte 2)

En la segunda instancia de la zona continué con el mismo principio de capturar en un plano amplio y en cámara fija a un hombre hachando, sin embargo hice algunos cambios. El primero, y más evidente, fue el de la iluminación. A diferencia del plano de la semana pasada decidí capturar la acción a la mañana, específicamente a las 9:30, en un momento donde la luz proyectaba sombras en el suelo y otorgaba una leve luz de contorno alrededor de mi personaje. El segundo cambio fue respecto a los momentos donde no se realiza la acción de hachar. A diferencia del plano anterior donde solamente había a un hombre hachando en esta ocasión se le otorga un espacio a la preparación previa, se construye una especie de expectativa, y a su vez al final hay una conclusión de la acción a diferencia de la anterior interrupción de la misma. En esta ocasión también decidí que el personaje tuviera un poco más de caracterización, que no fuera solo una persona realizando una tarea repetitiva y monótona sino que se viera algo de humanidad en sus acciones afectadas por la frustración.





domingo, 23 de agosto de 2020

La Zona (parte 1)

 En esta ocasión hacemos el salto de la imagen fija a la imagen en movimiento, de la fotografía al video, y la filmación de un video no solo implica nuevas complejidades técnicas, también implica nuevas estrategias. La captura de una imagen en movimiento necesita, valga la redundancia, de un movimiento, y el movimiento es consecuencia de una acción.

 En mi caso elegí registrar al novio de mi madre realizando una acción común para él y quizá un poco extraña para nosotros, el hachar madera, ya que involucra un gran esfuerzo físico y, por otro lado, un espacio en exteriores ideal para el uso de luz natural. Como estamos recién al principio de esta etapa me limité al registro con cámara fija, sin movimientos, a luz natural de 5/6 de la tarde ya que horas más tempranas causaban sombras bajo las cuales las acciones quedaban ocultas por sub-exposición.

lunes, 17 de agosto de 2020

El espejo (entrega)

A lo largo de este mes hemos tratado de no solo capturar la esencia completa del ser alrededor del cual se centran nuestros retratos, también que éstos reflejen nuestra propia impronta y se distinga nuestra mirada. Esta semana marca el fin de esa etapa, concluyendo con una imagen que dice incluso más sobre nosotros mismos, el autorretrato.
En mi caso particular tuve mucha práctica sobre esta tarea, al realizarla en paralelo con el retrato teledirigido, por lo cual tenía una idea sobre como quería mostrarme ya entendiendo que, al ser yo mismo el sujeto a retratar, no me encuentro limitado por la comodidad o inhibición de un otro.
Como parte de esta última instancia de entrega también se nos pidió desenterrar imágenes de nuestros cuerpos y rostros a lo largo de nuestra historia. Al hacerlo además de ver la evolución propia del crecimiento de un niño a un adolescente y un adolescente a algo que no sé si llamar un adulto, veo una evolución de un yo no fotógrafo a un yo post-Iluminación y Cámara al ver fotografías que en ese momento parecían satisfactorias y ahora las encuentro atroces. Estas imágenes se encuentran a continuación












Sobre el autorretrato hecho para esta instancia tomé la elección de retomar el "uniforme" que me di en el autorretrato anterior (calzones viejos y una remera rota) y decidí continuar con los referentes de Dijkstra y Avedon en lo que viene a la técnica, planos amplios sobre fondos neutros y expresiones neutras pero sugestivas, y en cuanto a la iluminación fui experimentando en distintas situaciones. Primero intenté usar luz natural de una tarde soleada (aproximadamente 14:00 hs) y capturar la imagen bajo la sombra, como en mis autorretratos anteriores, luego probé capturar a la medianoche con la única luz proviniendo de una lámpara incandescente.

Diafragma: f4.5 Obturación: 1/200 ISO: 200 Distancia focal: 34mm

Diafragma: f4.8 Obturación: 1.6 ISO: 800 Distancia focal: 36mm

En estos dos ejemplos exploré dos extremos de la iluminación, aquella más próxima a mis referentes con unas imágenes en clave alta, mayor presencia de blancos y bajo contraste, y aquella más próxima a mis imágenes propias, aquellas en clave baja, mayor presencia de negros y alto contraste. Ninguna acabó convenciéndome así que traté de encontrar un equilibrio entre ambas propuestas. Por lo tanto en mi último intento me fotografié bajo una luz natural más tenue (aproximadamente 17:30 hs) y parcialmente bajo la sombra. La imagen resultante es la elegida como entrega de ésta etapa llamada El Otro y El Espejo.

Diafragma: f4.8 Obturación: 1/250 ISO: 200 Distancia focal: 36mm




martes, 11 de agosto de 2020

El otro (entrega)

 Así concluye la búsqueda de capturar al otro en una imagen fotográfica, después de numerosos fotógrafos e incontables ejemplos todo se reduce a esta entrada. Este tránsito fue difícil no solo por la complicada naturaleza que es retratar a una persona más allá de tomar su fotografía o de manejar la luz con limitados instrumentos caseros, también por las complicaciones que se presentaron en mi caso particular, el de no tener a una persona frente a mí a quien registrar con una cámara, eso es, hasta esta última instancia.

En el transcurso de este recorrido traté de emular los trabajos de Rineke Dijkstra, tanto en su forma de iluminación con luz blanca y blanda sobre fondos neutros como en su temática de mostrar la vulnerabilidad tan natural de los sujetos que elegía retratar, adolescentes y adultos jóvenes pasando por cambios físicos y mentales. En esta última instancia, producto de un inesperado viaje, tuve que cambiar a mi retratado, un streamer veinteañero a 11000 kilometros de distancia, por mi propio padre de 66 años, con una condición de salud seria, estando parado a 2 metros de mí, y esa diferencia también me vio obligado a cambiar a mi referencia. Si bien no podría adoptar la temática tan presente en el trabajo de Dijkstra, no tendría que desviarme tanto de su técnica, por lo tanto me incliné a tomar como referente a los retratos de Richard Avedon quien, a lo que concierne la iluminación, pareja y de sombras blandas, y el encuadre, planos medios verticales sobre fondo blanco, no es muy diferente a Dijkstra. Sin embargo la búsqueda de Avedon no es tanto la búsqueda de la vulnerabilidad del retratado sino romper con la idea de que el fotógrafo debe asegurar la comodidad del retratado buscando todas las maneras de sacar a los retratados de su lugar, como en su retrato a los duques de Windsor retratando su disgusto cuando les contó haber atropellado a un perro en el camino a la sesión

Una vez decidí mi referencia llegó la hora de tomar la fotografía. Encontré una pared de la habitación donde no se proyectara una sombra notoria en la pared y no se produjeran sombras en los ojos del retratado, como me ha pasado en casos anteriores, y comencé a disparar con una baja velocidad de obturación por tratarse de luz artificial en interior. Al principio intenté unas fotos de un valor de plano medio, con una corta distancia focal, aunque al final me decidí por un plano más cercano para una mejor apreciación del rostro y la expresividad de mi papá mientras intentaba diversas técnicas para provocar una reacción que no fuera explícitamente dirigida por mí como decirle que lo quería, diciéndole que es viejo, haciendo que se canse de estar parado, hasta que al final logré esta foto la cual elijo como mi entrega.

Diafragma:f5 Obturación:1/3 ISO:800 Distancia Focal:42mm


Una vez acabada la sesión y mi papá se fue a dormir vi el rincón donde pasa gran parte de su tiempo, el sillón donde ve la televisión tapado con una sábana y los pies sobre una silla, donde hasta suele quedarse dormido, como si ese fuera el lugar más cómodo del mundo. Me di cuenta que ese sillón frente a la tele es como mi silla frente a la PC, un lugar por el que pasa todo el cotidiano, un lugar en el que más cómodos nos sentimos. Por eso, haciendo referencia a una de mis primeras fotos subidas en este blog donde se ve mi lugar vacío iluminado por una pantalla, decidí capturar éste lugar propio de mí papá de esa misma forma.

Diafragma:f/4.8 Obturación:1/8 ISO:800 Distancia Focal:36mm




 


 

domingo, 9 de agosto de 2020

El Otro (parte 3) (Retrato teledirigido)

 Como mencioné en mi anterior entrada, esta vez me dediqué en emular el trabajo de Rineke Dijkstra más fidedignamente, tanto en técnica como en escencia. En el caso de los retratos teledirigidos me fue más complicado ya por la naturaleza de la modalidad agregado a varios límites como la calidad de una cámara web y la falta de luz natural al tratarse de una habitación. 

Incluso sin la particular modalidad del retrato teledirigido esta el retratado, un sujeto independiente a mí, un sujeto que me está haciendo un favor, que se está exponiendo ante mí, que no sabe lo que busco pero se esfuerza en encontrarlo.

En comparación a los autorretratos, donde intenté capturar la vulnerabilidad del retratado a través de la exposición, en estos retratos me concentré más en la transformación, en este caso de una persona libre y conforme a una persona rígida, adaptándose a lo que la sociedad espera de él.







El otro (parte 3) (Autorretrato)

 Esta publicación se ha publicado más tarde de lo anticipado y por eso me disculpo, pero lo importante es que esté aquí. A lo largo de esta semana particularmente extensa me concentré en una cosa en particular, emular lo más posible, en forma e iluminación, a Rineke Dijkstra.

Como dije en mi entrada anterior, lo que hace tan provocativas a los retratos de Dijkstra es como retrata la vulnerabilidad tan natural del joven, sea niño o adolescente, que transiciona cambios tanto físicos como mentales, como a través de sutiles cambios en su pose y gestualidad se ve a un individuo que cuenta una historia a través de sus transformaciones.

En mis autorretratos me desvié de mi puesta de luz anterior por el uso de luz natural junto al uso de una lámpara de techo como luz de relleno, además de cambiar el tamaño de plano de un plano pecho a un plano americano para sumarle peso a la pose, aspecto que se pierde en planos más cerrados. Si bien hubiera preferido un plano entero, como los que emplea Dijkstra en "beach portraits", no pude contar con el espacio suficiente para lograrlo. En esta nueva búsqueda surgieron complicaciones como la hora del día en que se iba la luz, sumado a que siempre estaba nublado así que la luz perdía intensidad. Además que la naturaleza del retrato de planos amplios demandaba la necesidad de un trípode que no tenía, por lo que tuve que ponerme creativo con una escalera y tablones de madera sueltos.

Más allá de la técnica, también quería capturar ese tema tan presente en los trabajos de Dijkstra, la vulnerabilidad y el cambio, los cuales son muy difíciles de recrear artificialmente. Traté de ser lo más auténtico posible poniéndome en situaciones incómodas, mostrando cosas que preferiría que queden ocultas, recordando situaciones que me han puesto incómodo o incluso peor, cualquier cosa con tal de que no "actuara" incómodo y vulnerable pero que me sintiera incómodo y vulnerable, al igual que esos adolescentes que Dijkstra retrató, y aún más importante, que aquel que vea la fotografía pueda ver incomodidad y vulnerabilidad.

Diafragma: f4 Obturación: 1/80 ISO: 400 Distancia focal: 27mm 

Diafragma: f3.8 Obturación: 1/80 ISO: 400 Distancia focal: 22mm 


Diafragma: f3.8 Obturación: 1/60 ISO: 400 Distancia focal: 22mm 


Diafragma: f3.8 Obturación: 1/60 ISO: 400 Distancia focal: 22mm 





martes, 28 de julio de 2020

El otro (parte 2)

Después del autorretrato y el retrato teledirigido de la semana pasada tomé en cuenta lo remarcado por mis docentes, específicamente una cosa. Sacar (y subir) muchas fotos.

 Con el retrato de la vez anterior había tratado de recrear al sujeto en una situación cotidiana de él, pero el resultado acabó siendo una imagen que parecía "robada", es decir una foto con un sujeto desprevenido, y no posando.
 Por lo tanto en esta ocasión me puse muy pedante con mi sujeto, pidendo que prenda y apague luces, pidiendo que busque utilería por toda su habitación y cambiando sutilmente su pose a través de indicaciones. Al final terminaron quedando éstas imágenes con una puesta donde la única luz (además del monitor) proviene de una ventana con persianas dejando entrar una luz de una tarde soleada de verano, la cual está ligeramente atenuada en post.





Y la planta de luces correspondiente


Con el autorretrato me vi inclinado a los trabajos de Dijkstra, principalmente su modalidad de progreso de mostrar la pérdida de la inocencia adolescente y la evolución del sujeto a través de una pose y expresión neutra. Con esa idea volví a usar la puesta de luces de la vez anterior, iluminándome con la luz del monitor y usando mi CPU como trípode, y traté de simular esa evolución a través del tiempo mostrando una transición de la estabilidad a la inestabilidad a través del cambio de vestuario y peinado y a través de la disminución de la luz, lograda cambiando la imagen proyectada desde el monitor.

 f4.8-1/2s-ISO 800-100mm
  f4.8-1/2s-ISO 800-100mm
  f4.8-1/2s-ISO 800-100mm
  f4.8-1/1.3s-ISO 800-100mm
  f4.8-1s-ISO 800-100mm
 f4.8-1/1.3s-ISO 800-100mm

Y la planta de luces correspondiente


lunes, 20 de julio de 2020

El otro (parte 1)

Habiendo terminado la etapa de "la cosa" se nos introdujo al siguiente paso en esta cursada, la etapa de "el otro". Como primer paso en esta nueva etapa se nos pidió la simple tarea de tomar un retrato de una persona en nuestro hogar. Sin embargo en mi caso particular me encuentro solo en mi casa, y en este contexto salir al encuentro con otra persona conlleva un riesgo, por lo cual mis profesores adaptaron este trabajo en dos tareas: tomar un autorretrato, no confundir con una selfie, y tomar un retrato teledirigido, es decir tomar una captura de pantalla de un sujeto a través de una videollamada.

Con el autorretrato quería que definitivamente no fuera una selfie, que no fuera una fotografía de mi mismo sin nada más que decir y, llevándolo más lejos, que no pareciera que soy yo mismo tomándome la foto. Con eso establecido, decidí volver a la situación lumínica tan favorecida por mí mismo, utilizando la luz tenue del monitor, en una situación no favorable; con una remera sucia, una barba desaliñada y un pelo desordenado. 



Con el retrato teledirigido quería ir más allá de usar a mis familiares como personajes, ya que la virtualidad permite expandir los límites geográficos, por lo que decidí usar como sujeto a un streamer en el estado de Washington. Ya conseguido el retratado decidí capturarlo recreando situaciones comunes en su vida de streamer, concentrado en su videojuego y siendo interrumpido por cuestiones en la vida real o IRL




lunes, 13 de julio de 2020

Entrega final: La cosa

Bien, puedo decir que este fue un recorrido bastante complicado, pero debo decir que esa complicación fue culpa mía más que de cualquier otro. Me han dicho mis profesores que contaba con un buen ojo para la luz y que contaba con un objeto con mucho potencial, pero por mucho tiempo no sabía muy bien cómo combinar ambos en una gran foto.

El objeto original, como se apreciará en entradas anteriores, se trata de un gamepad de PC, el cuál ha sido dañado por acciones propias durante esta cuarentena. Traté de aprovechar ese daño para mostrar las entrañas de ese control, un interior que no muchos han visto o se atreven a ver. Algunos lo pensarían como una analogía de la introspección de uno mismo durante estos tiempos, conociendo su propio interior aunque sea como una distracción del mundo.

Ya contaba con muchas dificultades técnicas, ya que suelo capturar imágenes en habitaciones oscuras con una lente no muy luminosa, a eso se le sumó la complicación de querer capturar un objeto muy de cerca lo cual, debido a cómo funciona mi lente, se traducía a un diafragma cerrado, además que la carencia de un trípode significaba que no podía bajar la velocidad de obturación sin que el movimiento de mi mano afectara la imagen. Un último problema fue encontrar una posición en la que pudiera tomar la fotografía sin interponerme entre el objeto y la fuente de luz, lo cual significó contorsionar mi cuerpo en posiciones raras y guiarme a través de la pantalla de la cámara más que por el visor.


Con todo eso dicho, aquí una selección de mis intentos de captura





Y aquí la imagen elegida cómo la entrega oficial